
El Gobierno y, especialmente, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, no han sido ajenos a los primeros pasos emprendidos por Uralde y Herrera para crear un partido a imitación del francés Europe Ecologie. Ambos han ido sondeando a lo largo de los últimos meses a diferentes políticos de la izquierda parlamentaria y a personalidades de la cultura y los movimientos sociales para invitarles a formar parte de este gran proyecto que tomará su impulso definitivo después de las elecciones catalanas del próximo otoño. Unos contactos que preocupan enormemente en el Partido Socialista por el posible efecto que esta nueva formación podría tener en su caladero tradicional de votos. El asunto inquieta en Ferraz y, de hecho, tal y como ha podido saber este diario, el Gobierno trató de persuadir sin éxito al propio Uralde para que no abandonase la organización ecologista que dirige. En concreto, fue la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, quien se reunió con él en una cena privada en la que trató de convencerle de que continuase al frente de Greenpeace. Un paso sin retorno que él, sin embargo, ya ha anunciado que dará a finales de mes.
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